En una medida controvertida, el gobernador Jeff Landry ha estado nombrando a sus financiadores y aliados en puestos clave, intentando notablemente instalar a un donante de Texas, Russell Allen, como jefe de la junta del Centro de Convenciones Ernest N. Morial de Nueva Orleans. A pesar de la resistencia del sector de la hostelería local, Landry nombró a Allen en un importante papel general en la junta.
La industria de la hostelería en Nueva Orleans, crucial para la economía de la ciudad, tradicionalmente espera que los líderes de la junta tengan experiencia relevante. Sin embargo, Allen carece de este trasfondo, lo que ha llevado a objeciones por parte de los líderes de la industria. A pesar de estas preocupaciones, Shane Guidry, una figura significativa en el equipo de Landry y un empresario local, respaldó a Allen para la presidencia de la junta, señalando un cambio en el estilo de gobernanza bajo la administración de Landry.
La renuencia de Landry a aprobar un nominado de la Asociación de Restaurantes de Louisiana para la junta ha levantado sospechas de tácticas de presión para asegurar la presidencia de Allen. Este movimiento ha despertado temores entre los funcionarios de la hostelería de posibles repercusiones para su industria.
Los lazos de Allen con Landry incluyen contribuciones financieras sustanciales a su campaña para gobernador y otras causas republicanas, sumando $125,000 en los últimos años. Además, la empresa de Allen, K-Solv, y su subsidiaria, Garner Environmental Services, han sido donantes y partidarios activos de Landry, entrelazando aún más sus intereses.
A pesar de las críticas, Landry defendió su elección, sugiriendo la necesidad de nuevos enfoques para impulsar la fortuna de la ciudad, incluso cuando las preguntas sobre la idoneidad de Allen y la ruptura con la tradición de nombrar a personas ajenas a la industria en tales roles son cada vez más prominentes.
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In a controversial move, Governor Jeff Landry has been appointing his financial backers and allies to key positions, most notably attempting to install a Texas-based donor, Russell Allen, as the head of New Orleans’ Ernest N. Morial Convention Center board. Despite resistance from the local hospitality sector, Landry appointed Allen to a significant at-large role on the board.
The hospitality industry in New Orleans, crucial to the city’s economy, traditionally expects board leaders to have relevant experience. Allen, however, lacks this background, leading to objections from industry leaders. Despite these concerns, Shane Guidry, a significant figure in Landry’s team and a local business owner, endorsed Allen for the board chairmanship, signaling a shift in governance style under Landry’s administration.
Landry’s reluctance to approve a nominee from the Louisiana Restaurant Association for the board has raised suspicions of pressure tactics to secure Allen’s chairmanship. This move has sparked fears among hospitality officials of potential repercussions for their industry.
Allen’s ties to Landry include substantial financial contributions to his gubernatorial campaign and other Republican causes, totaling $125,000 in recent years. Additionally, Allen’s company, K-Solv, and its subsidiary, Garner Environmental Services, have been active donors and supporters of Landry, further entwining their interests.
Despite the pushback, Landry defended his choice, suggesting a need for new approaches to boost the city’s fortunes, even as questions about Allen’s suitability and the break from tradition in appointing industry outsiders to such roles loom large.
