Landry trato de Eliminar el Distrito Electoral de Mayoría Afroamericana de Luisiana

En una reciente batalla legal que ha generado un intenso debate, los argumentos del Fiscal General de Luisiana, Jeff Landry, para disolver el único distrito electoral de la Corte Suprema de Luisiana con mayoría de votantes afroamericanos han suscitado preocupaciones sobre la equidad racial dentro del sistema legal. Los intentos de Landry de desmantelar este histórico distrito electoral han arrojado luz sobre cuestiones continuas de representación racial y discriminación en el estado.

Elegido como el próximo gobernador del estado en octubre, Landry presentó una demanda en 2021 con el objetivo de desmantelar un decreto de consentimiento crucial de 1992. Este decreto estableció tanto el distrito judicial de mayoría afroamericana como la supervisión federal de las elecciones de la Corte Suprema. En palabras de Landry, “El decreto cumplió su propósito al elegir a un juez afroamericano, y ya no es necesario”.

Landry argumentó además que los cambios demográficos exigían una reconfiguración de los distritos electorales, incluido el distrito de mayoría afroamericana en Nueva Orleans. Afirmó: “Los cambios en la población han hecho que los tamaños actuales de los distritos sean inequitativos. Necesitamos redes dibujar líneas para garantizar una representación justa”.

Los argumentos de Landry resuenan con una importancia histórica. Antes del decreto de 1992, Luisiana nunca había tenido un juez afroamericano en la Corte Suprema estatal, destacando una histórica falta de representación. El decreto de consentimiento surgió de una larga lucha liderada por activistas de derechos civiles que alegaron que los mapas del distrito en ese momento diluían intencionalmente la influencia de los votantes afroamericanos, una clara violación de la Ley de Derechos de Votación.

Sin embargo, los críticos se oponen vehementemente a las acciones de Landry, temiendo que puedan disminuir potencialmente el poder de voto de los afroamericanos y silenciar las voces de las minorías. “El intento de Landry de disolver este distrito huele a discriminación racial”, declaró la activista de derechos civiles Sarah Johnson. “Es un ataque al progreso que hemos logrado”.

En una opinión entregada el 25 de octubre, el Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Quinto Circuito rechazó ambos argumentos de Landry. El tribunal destacó la incapacidad de Landry para presentar un caso convincente de que las circunstancias que llevaron al decreto de consentimiento de 1992 no se repetirían si se disolviera. Esta decisión respaldó una decisión anterior de la jueza de Distrito de los Estados Unidos, Susie Morgan, quien enfatizó la incapacidad de Landry para demostrar el compromiso del estado de preservar un “distrito de oportunidad para afroamericanos” en el futuro.

Los activistas de derechos civiles celebraron la decisión del tribunal de apelaciones federales como un triunfo significativo para la justicia racial. “Esta decisión reconoce que la equidad racial no se negocia”, declaró el activista James Williams. “No permitiremos que silencien nuestras voces”.

Los controvertidos esfuerzos de Landry para disolver el único distrito electoral de mayoría afroamericana en Luisiana han puesto en primer plano cuestiones críticas de equidad racial en la representación. Esta batalla legal subraya la lucha continua por la igualdad racial en el estado y enfatiza la importancia de esfuerzos sostenidos para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su origen racial, reciban una representación equitativa en las instituciones legales de Luisiana.

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